domingo, 9 de junio de 2013

Crónicas de Cd. Quiroz - Capítulo 1.


Hola a todos, inicié este proyecto hace unos seis meses y ya cuento con al rededor de diez capítulos, algunos más largos que otros, si tienen alguna opinión es bienvenida. Si les gusta, pueden compartirlo y estar atentos para que vaya subiendo los demás capítulos lo antes posible.

Capítulo uno.

- ¡Levantate, bastardo hijo de puta!- Gritó Xaire desde la esquina más próxima al cuerpo inerte de Bryan Martinez.
- ¡Si no le fracturas la nariz a ése mal nacido tendré que ir personalmente a fracturarla yo mismo!
 El público gritaba. Alrededor de cuarenta y cinco personas habías asistido esa noche a la función que tenía gala en el ring improvisado dentro de un almacén abandonado al que los involucrados llamaban indiferentemente como “El Pub”.
La arena de batalla consistía en un cuarto cerrado de cinco por cuatro, delimitado por muros de concreto que separaban a la multitud de espectadores de los pugilistas.

Todos los viernes por las noches el público era testigo de encarnizadas batallas libradas por distintos peleadores que se batían a duelo por respeto, dinero y mujeres.  Cualquiera era bienvenido a El Pub. Había apuestas, alcohol y por supuesto peleas ilegales. Un lugar donde la mala hierva nunca dejaba de crecer. El bajo mundo de Ciudad Quiroz se resguardaba cada semana dentro de las paredes de El Pub.
Muchos peleadores habían sido lastimados de gravedad en El Pub, pero por suerte de todos los involucrados, ningún muerto.
Las reglas de los combates podían variar según el gusto de los involucrados. Había funciones de boxeo, en el que se permitía únicamente a los peleadores el uso de puños; Vale Todo, en el que se podía utilizar todo el cuerpo para pelear, negando exclusivamente el uso de llaves en el piso, estrangulamientos y proyecciones; y por último teníamos La Grande. La Grande consistía en un tipo de lucha en la que los peleadores podían utilizar todo tipo de técnicas conocidas en el mundo de las peleas y artes marciales. Éste tipo de pancracio no era muy común y por lo general  se peleaba bajo las reglas de La Grande para resolver disputas entre dos líderes de pandillas o cuando la rivalidad entre dos contendientes había llegado a su punto crítico.

El Pub a veces organizaba luchas en parejas e incluso combates todos-contra-todos en donde cuatro peleadores luchaban entre ellos para hacerse el botín de ganador.
Eso era El Pub. Sus paredes rugían con los gritos del público mientras la sangre de Bryan brotaba de su boca y nariz.
La riña de esa noche había sido pactada a tres rounds de tres minutos  con reglas Vale Todo. Bryan había perdido el conocimiento al primer minuto del segundo asalto , víctima de un uppercut de derecha propinado por “El Guapo” Esteban, que de guapo no tenía nada.
-¡He dicho que te levantes, maldito cara de culo! – Gritó Xaire.
Valdemir “Xaire” era muy conocido por lugares cómo El Pub y otros clubes de peleas clandestinas. Tenía una reputación bien ganada gracias a sus sangrientos espectáculos con los que había dejado a todo el público impactado. Dominaba un estilo empírico de lucha callejera bastante efectivo con el que mandó a la lona (o más bien, al piso) a muchos leyendas de El Pub. Era un monstruo a la hora de intercambiar puñetazos. Hoy estaba en la esquina de su primo Bryan.
-¡Me cago en Dios, Bryan! ¡No puedes perder así!- Gritaba Xaire, ahora con desesperación.
Bryan abrió los ojos y lo primero que vio fue la silueta de su primo observándolo desde arriba. Bryan había caído nocaut cerca de los dos muros que delimitaban su esquina.
El Guapo Esteban fanfarroneaba en el centro del ring improvisado. Bryan se trató de levantar, pero el dolor en la quijada y el sabor metálico de la sangre lo volvieron enseguida a la realidad.
-¡Aún no paren la pelea! ¡Mi primo puede seguir peleando! ¡Puede seguir!-.
Bryan se puso de rodillas, movió la pierna hacía adelante y se reincorporó tambaleándose.
-Cabrón, ese tío me está moliendo a golpes- Dijo Bryan.
- No hables-. Interrumpió Xaire -Esto no ha acabado-. Le tiró un chorro de agua fría en la cara y le secó el exceso con una toalla.

- No decepciones a tu entrenador- y le dio una palmada en la espalda que impulsó a Bryan al centro del cuadrilátero.

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