domingo, 30 de junio de 2013

Una vieja conocida.


- Ah mira, allá estás. Ya te habías tardado en llegar,vieja amiga. Lo sé, ya es muy tarde... o muy temprano, como lo quieras ver. No, últimamente malgasto mis noches en vela frente a la chimenea. Reflexiono, eso es todo. ¿Esto? hago mis noches más amenas con un poco de coñac... oh claro, es que la última vez que nos vimos aún no tenía estos gustos por las bebidas alcohólicas. ¿Pero dónde esta mi educación? ¿Deseas algo para tomar? ¿Coñac, gaseosa, agua, cualquier cosa? Eres mi acompañante, siéntete libre para pedirme cualquier cosa. Toma asiento por favor ¿De qué quieres charlar, compañera? La noche es muy corta  y el tiempo y la felicidad se me agotan gota a gota. Me sorprende que estés aquí ¿sabes? la verdad es que ya no tengo nada ni nadie... ¿Ella? ¿Te refieres a ella? Hablar de eso, del pasado con más exactitud, todavía se me hace muy difícil. Permíteme un segundo ¿Sí? necesito tomar mi medicamento. No he estado muy bien de salud, es raro, pero ya ni recuerdo para qué eran estas tabletas. Es indiferente. ¿En qué estaba? Ah claro, me preguntabas por ella. Si tu pregunta era en dónde está o qué está haciendo ahora, no lo sé, pero si tu pregunta en cambio era qué pasó, déjame decirte que también lo ignoro. No soy el hombre indicado para contestar tus preguntas. Tengo recuerdos.... recuerdos que mueren en mí como pequeñas gotas kamikazes y que solo me hacen la vida imposible. A veces encuentro su rostro entre pequeños soplos suicidas, como presagios de mi inminente armagedón.


A veces me levanto por las mañanas, después de un tétrico sueño espantoso, me levanto, doy unos pasos, me miro al espejo y ese hombre del otro lado me mira con rabia y me grita "¡¿POR QUÉ LA DEJASTE IR, IMBÉCIL!?". Le contesto asustado que no fue mi culpa, que no pude hacer nada, que fue decisión suya abandonarme sin motivo aparente. "¡¿POR QUÉ NO FUISTE TRAS ELLA?!" me grita otra vez, a lo que yo aprieto los dientes y me pregunto a mi mismo "¿por qué no fui tras ella?"  y él me reprocha con una ira salvaje.

A veces paso días enteros llorando lágrimas saladas de rabia y desolación, por que sé que no fui lo suficientemente hombre para ella y que ahora se encuentra con otro en España, Uruguay o Japón. Ya ni sé de donde fue la última carta que recibí. Sólo tengo la certeza que ya no piensa en mí ¿Y por qué debería hacerlo? ahora tiene a otro con quien perder el tiempo, besándolo, sonriendo con él, haciéndole el amor mientras yo estoy aquí olvidando que debí olvidar.

Otras noches duermo tranquilo y despierto con la certeza de que ahora mismo su cadáver descansa en una bolsa negra de basura debajo del segundo árbol a la derecha de la entrada de la calle de las lomas. Sólo lo sé, es más, a veces no sé si sé.

Algunas ocasiones me trago las lágrimas y paso horas recordando el momento en el que aquél hombre, ese mismo que me persigue en mis pesadillas, la asesina y la descuartiza frente a mis impotentes ojos. Ella pide socorro, pero sus gritos son sofocados por ese bollo de tela que obstruye su boca mientras la navaja de aquél individuo la despoja de su piel.

En otros instantes leo la nota periodística en donde me informan con lujo de detalles del accidente automovilístico en donde perdió la vida. Veo las imágenes de su cuerpo mutilado contra el vidrio del parabrisas y vomito mi desayuno cuando recuerdo la oscura sesión en la morgue en donde tengo la forzosa tarea de reconocer su maltrecho cadáver. Mi mente se impregna de fotos momentáneas de su desnudo cuerpo sin vida, como si de un trauma se tratara.

En otros momentos me encuentro repitiendo el momento en donde me veo a mi mismo ahogándola en la bañera con mis propias manos, ella forcejea por su vida que eclipsa lentamente gracias al autor que le puso punto final a su respirar: YO.

No sé qué es cierto y qué no lo es, no sé cual de todas estas historias pasó en realidad, quizás tengan algo en común, tal vez sólo son el invento de mi pobre mente agotada. Quizás ninguna pasó ¡O peor aún, quizás todas pasaron! Pero si de algo estoy seguro es que ella ya no está aquí.
Es difícil de comprender, vieja amiga, pero ni siquiera sé cuanto tiempo llevo sin ella. A veces despierto seguro que han transcurrido 3 días, luego despierto y el calendario me informa que han pasado 10 años. Como si el tiempo se amoldara al recuerdo de momento que estoy viviendo.
A decir verdad esto se sienta bien, por que si voy a tener un pasado ¡Que sea de opción múltiple!

No, juro que no estoy loco, te lo juro por mi madre que en paz descanse. Sólo estoy confundido, necesito aclarar un poco mis ideas al respecto. Quédate conmigo, por favor, no me dejes como lo han hecho todos. Prométeme que no te irás, te lo suplico, amiga mía, vieja conocida, tú de quien nunca me ha extrañado su presencia, que siempre está conmigo. Socorre a tu viejo amigo.

¿No me dirás nada? ¿No piensas decir nada? ¿POR QUÉ NO ME DICES NADA, MALDITA SEA?

Disculpa mis arrebatos y mi falta de cortesía, vieja amiga, es que veces olvido que la soledad es muda.

2 comentarios:

  1. :'3 lo ame, me gusto muchísimo y a mi parecer es uno de los mejore ¡wow! :')
    Y.E

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar